Un estudio realizado por el Centro para el Derecho Ambiental Internacional
(CIEL) determina que la producción de plástico se convertirá en un importante
impulsor para el cambio climático. Estimando que las emisiones actuales de
producción, fabricación, transporte, incineración y degradación del plástico
equivalen aproximadamente a las emisiones anuales que producen alrededor de 200
centrales eléctricas de carbón. Si se mantiene esta tendencia para el año 2050 la
contaminación por plástico será el equivalente a 600 centrales eléctricas de
carbón.
El plástico es un emisor de carbono, además de tener un impacto negativo en
organismos y ecosistemas, al descomponerse emite metano y etileno, dos potentes
gases de efecto invernadero, además de una variedad de sustancias químicas que
tienen un impacto negativo, y lo más preocupante es que las partículas de plástico,
como los microplásticos, al exponerse a la luz solar continúan emitiendo gases de
efecto invernadero y nunca deja de hacerlo incluso si dejan de recibir la luz del
sol. De todos los plásticos, el peor enemigo para el clima es el polietileno, el cual es
utilizado más comúnmente en las bolsas de compra, siendo el polímero sintético más
producido y desechado del mundo, y el mayor emisor de ambos gases de efecto
invernadero.
La mayoría de estas emisiones provienen de la fase de producción, pero incluso al
final del ciclo, los plásticos siguen siendo una fuente muy fuerte de contaminación.
Una cantidad de emisiones de carbono en la atmósfera de esta magnitud, tan solo
se pude soportar si el aumento global de la temperatura se encuentra por debajo
de los 2°C. Sin embargo, si el crecimiento del plástico continúa de manera
acelerada causará un impacto más fuerte durante todo su ciclo de vida, puesto que
la mayor parte del plástico producido es liberado al medio ambiente y persiste de
alguna forma con el paso de los años, el tiempo de degradación es muy alto por lo
que está provocando grandes consecuencias tanto en el mar como en la tierra.

Los residuos plásticos han pasado a formar parte de los ecosistemas de nuestros
mares y océanos. Miles de tortugas, moluscos y peces se enredan o alimentan de
plástico; ballenas muertas que llegan a la tierra con kilos de plástico en su
estómago; aves que se alimentan de plástico, etc. Las personas tampoco nos
libramos de esta contaminación ya sea directamente, bebiendo agua con partículas
de plástico, o bien indirectamente, comiendo por ejemplo moluscos que han ingerido
estos contaminantes.
Teniendo en cuenta la cantidad de plástico que llegan a nuestras costas y la
cantidad de plástico expuesto a las condiciones ambientales, y el impacto que
genera no solo a la vida marina, sino también a la terrestre, es necesario detener la
producción y uso excesivo de plástico de un solo uso.
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